Las flores en el evento

La verdad es que las flores son un recurso muy utilizado en la decoración de eventos y actos, sin embargo,  hoy en día su uso ha comenzado a minorizarse, recurriendo a otras formas de decoración y diseño.

El uso de flores y plantas decorativas debe estar bastante moderado y controlado. Por ejemplo, a la hora de celebrar un almuerzo, las mesas suelen ir decoradas con centros florales. Esto  significa que si optamos por este acompañamiento tenemos que tener en cuenta varias cosas: la época del año en que nos encontremos, alergias de los comensales,  los olores que pueden contrarrestar el sabor de las comidas, los recipientes que las contienen que deben concordar  con el diseño general del evento y la altura y diseño del centro  no podrá impedir la visión de los comensales y dejará el espacio suficiente en la mesa para el desarrollo del almuerzo con normalidad. Sin embargo, los centros florales están siendo sustituidos cada vez más por otros accesorios como centros con velas y otros adornos.

Las flores también se utilizan como ofrenda de bienvenida a las mujeres. En los actos en los que el invitado de honor vienen acompañado de su mujer, esta es obsequiada con un ramo a su llegada, por lo que es muy importante y recomendable que el tamaño de este no sea muy grande y que le permita llevarlo con una sola mano el resto del acto, porque si no, lo más seguro es que acabe abandonado en alguna silla o simplemente extraviado. Esto le puede resultar bastante incómodo a la invitada y como solución a ello, quizás enviar el ramo a casa antes del evento o el día de después con una tarjeta de agradecimiento sería lo más adecuado y acertado.

Por lo tanto, el uso de flores en un evento puede ser un asunto delicado que hay que pensar bien y ver que posibles consecuencias puede tener. Sin embargo un uso adecuado y moderado de ellas le aporta elegancia al acto.

Por dónde empezar a organizar un evento

¿Por dónde empezar a  organizar un evento? El principio se caracteriza por ser un caos: locales, invitaciones, catering,  diseño,iluminación, flores, mesas, adornos, invitados, programación… No sabemos cómo organizar todo esto de manera que cuadren todas las piezas y además contamos simplemente con una imagen mental de lo que queremos que sea el evento.

En la primera fase de creación lo que debemos hacer es un boceto de cómo ha de ser el evento teniendo en cuenta los objetivos del mismo, los medios con que contamos y el presupuesto. Así obtendremos la primera fotografía mental de lo que será el acto, que no quiere decir que sea estática, ya que irá sufriendo retoques en su maduración. Pero al menos ya tenemos un punto de referencia, sabemos lo que queremos y de los medios de que disponemos. En este punto como organizadores, nos planteamos una serie de preguntas:

  • ¿Qué me han encargado?
  • ¿Qué pretendemos transmitir y cuáles son los objetivos?
  • ¿Qué público?
  • ¿Dónde puedo hacer el acto o cómo organizo el espacio asignado?
  • ¿Cómo decoro el espacio?
  • ¿Cómo estructuro el acto?
  • Entre muchas otras…

En actos pequeños y sencillos la situación caótica es mucho más manejable, sin embargo en los grandes eventos se hace mucho más complicada. Por ello, el responsable de la organización del evento debe ser un perfecto director, que sepa bien lo que hace y lo que quiere, que tenga las ideas claras y pueda pensar con rapidez, ha de saber motivar y sobre todo explotar su capacidad imaginativa. Y lo más importante, el responsable de la organización durante esta fase, de saber ponerse en el lado de los invitados y público que seguirá el evento y preguntarse constantemente como percibirán ellos el acto porque el éxito del evento depende de ellos ya que son los que responden a nuestros objetivos.